Ana se dirigió a San Gabriel con la intención de auxiliar a su hermano con la organización de su boda. Al llegar allí, conoció a Vico, un joven talentoso en la música, con quien parecía que el destino la había reunido.
Mientras Vico se desplaza hacia la Ciudad de México para reunirse con Ana, Kiti se queda atrás en San Gabriel. A medida que los encuentros entre Vico y Ana se intensifican, la posibilidad de que Jandro se postule a un cargo se ve amenazada.
A pesar de confesarle la realidad, Jandro le solicita a Ana que niegue todo hasta que se celebren las elecciones. Vico, sin embargo, no acoge con entusiasmo esta simulación.
Tras varios meses de gestación, la convivencia con Vico no había resultado como Ana había imaginado y decidió pasar un tiempo con Leo en la mansión de Jandro.
Jandro toma la decisión de entablar una demanda legal por la custodia de Leo. No obstante, parece que Ana se enfrenta a la pérdida de algo más que solo su hijo.
Ana se encuentra al borde del precipicio, con la lucha por Leo desvaneciéndose y su vínculo con Vico desmoronándose. Ella decide que su último intento sea el esfuerzo definitivo.