Aterrados, cubiertos de sangre y sin atreverse a mirar atrás, Jordán y Cornelia huyen en plena noche por un paisaje desértico. A pesar de ser solo niños, son perseguidos implacablemente por un grupo de personas sedientas de venganza. Por suerte, encuentran un escondite en la oscuridad, pero no por mucho tiempo.
Un autobús enorme se ha detenido en la plaza del pueblo. Frente a él, Caterina Izara, una mujer ilustrada e imbuida de un conservadurismo atroz, realiza un mitin para los lugareños que la aclaman como una deidad. No muy lejos de allí, los agentes Teodoro y Sorroche, dejan a un lado sus infelices vidas para empezar el turno de noche. Pero la calma no durará mucho.
Unas horas antes de huir con Jordán, Cornelia se ve obligada a escapar del barrio chabolista donde vive. Tábata, la mujer que la cuida como si fuera su propia hija, le advierte de un grave peligro: vienen a por ellos. Esa misma tarde, Jordán se encuentra lidiando en el centro comercial con sus amigos, de regreso a casa, este suceso tendrá trágicas consecuencias.
Luego de su intensa fuga, Jordán y Cornelia se refugian en el centro comercial pensando que el peligro ha pasado. Sin embargo, los agentes Teodoro y Sorroche les pisan los talones.
Semanas antes del asesinato de Josué, la vida de Cornelia en el barrio es un infierno. Su única vía de escape es Tábata, con quien disfruta sumergirse en historias llenas de magia y misterio. De regreso al presente, Teodoro y Sorroche afrontan el asesinato de Jordán y se revelan secretos.
La comisaría se convierte en un lugar donde reinan el caos y la confusión y donde chocan el pasado y la venganza.